lunes, 18 de mayo de 2009

Duda

Adonde voy y donde llegaré. Me resfrié de nuevo ayer. Es la septima, octava, enésima vez en el año que sucede. Mi cuerpo devino en hogar cálido para una comunidad de virus hippies que encuentran en mi garganta su sala de exposiciones. ¿Pues, por qué viajo una hora en estado lisérgico y me traslado hasta un trabajo cretino? No existe respuesta. Solo asumo que la primera hora me la deben en ocio porque la invierto en boletos (el resto no sé que en qué porque no lo veo, ¡todo es tan pequeño!) ¿Debo estar aquí con 35 gotas de reliveran cuando quisiera estar en casa vomitando libremente mi frustración acumulada? ¿Adonde está mi hogar? ¿Debo comprar una estufa de cuarzo o un caloventor? ¿Por qué mi madre no me sugirió adquirir estufa de cuarzo, no son acaso más económicas y eficientes? ¿Y por que en el Coto no tienen stock del caloventor que yo quiero? ¿Qué hago, Santo Demiurgo, que destino le doy a mi dinero, que rumbo le doy a mi vida? Mi madre tiene la respuesta. No atiende el teléfono. ¿Por qué no me atiende? Madre, una gran pregunta: ¿puedo utilizar tu tarjeta de crédito?