sábado, 5 de junio de 2010

Clase de actuación

"Por última vez te lo digo: este té está frío", se quejaba la hermanastra. Pero no sería la última vez. Cenicienta sabe que volverá a someterse a los mismos maltratos. "Se tiene que escuchar hasta la última butaca". “De nuevo esta parte”. "¡Tenés la bandeja en la mano!". Y a la sojuzgada Cenicienta de 12 años sólo le quedaba burlarse furtivamente, cómo no, le cambio su té, sí su señoría mantantirulirulan.

Cenicienta persistía esclavizada por la viuda de su padre. Humillada. Mujer de alcurnia, recibiendo el trato de una purulenta criada. Entonces sucede el milagro. Justo a tiempo, se manifiesta su Hada Madrina. Viene para cumplir el mayor de los deseos de la pubercita: ir al baile, esa misma noche. Hacia allí parte decidida, con su vestido de fantasía y su carroza de ilusión.

El cortesano presentaba muchachas incesantemente, pero Príncipe no daba tregua: horrible, espantosa, fea, gorda, asco. Cenicienta, por el contrario, no necesita siquiera presentación. Sólo se queda por ahí, esperando que Príncipe embelesado se le acerque. Así, se amarán hasta el frenesí. Entonces Cenicienta huirá, desapareciendo en la oscuridad, sin dejar más vestigio que un zapato perdido en la fuga. Precioso zapatito, inmaculado su cuero, tanto que algún infeliz creería que la niña atravesó las escalinatas sobre cristales. Enloquecido de pasión quedará Príncipe, sollozando sobre el esbozo de los delicados pies de su desconsuelo.

Príncipe, quién además es el príncipe del capricho y del fetiche, visitará una a una a las casamenteras del Reino. Esparcirá obsesión en cada morada, hasta hallar a la dichosa a quién el modelito le calce justo. Todas deben probárselo, sin importar si son lindas, feas o son la criada.

Fue una boda hermosa. Cenicienta es ahora legítima Princesa. Puede cumplir cualquiera de sus deseos. Y deviene mujercita adorable, y reivindica a los débiles, y vierte venganza sobre su funesta familia. Cenicienta, la eterna Soberana, y Príncipe, serán felices por siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario